domingo, 28 de septiembre de 2014


Desiertos

  Fue un viaje que había surgido de forma inesperada, casi con una petición de protección "¿Te vienes conmigo?". Con ese tono de su voz, era imposible negarse.

Desde aquí hasta allí eran dos horas de conducción, ella nunca había pasado por este lugar, ni al ir ni al venir, y yo había pasado cientos de veces.

Por la A92 dirección Granada, ella conduciendo su BMW, calmada, serena, con un buen ritmo, conducía segura de sí misma. Yo muy tranquilo, a su lado.

Por ese motivo pocas veces había percibido la belleza del paisaje, quizás ya estaba acostumbrado a verlo sin darme cuenta de lo que percibía. Sin embargo, cuando el viaje llegó a su objetivo y, a la vuelta ya venía con la tranquilidad de llevar a su hija en los asientos de atrás del coche, empezó a comentar la belleza de un lugar enigmático que percibió y sin darse cuenta me enseñaba toda la belleza de la magnitud de un desierto situado pasado el pueblo de Gérgal en la provincia de Almería


Quevedo





"Después que te conocí,
todas las cosas me sobran:
el sol para tener el día,
abril para tener rosas.

Por mi bien pueden tomar
otro oficio las auroras,
que yo conozco una luz
que sabe amanecer sombras.

Bien puede buscar la noche
quien sus estrellas conozca,
que para mi astrología
ya son oscuras y pocas.

..."


Romance (1608-1613) en "Obras Completas de Don Francisco de Quevedo Villegas" . Madrid. Edt. Espasa Calpe. 1932

28/09/2014