domingo, 16 de noviembre de 2014

20141116

Entre piedras.

Un camino soñado es aquel por el que, oníricamente, se recorre sólo con el disfrute de lo que se encuentra a cada paso; y esto puede ser, pero el camino onírico es diferente al camino vital.

Recorrer el camino vital implica acatar las vicisitudes de cada momento, a veces piedras, a veces llano, y a veces entre ambos.

La aceptación de que el curso vital incluye momentos oníricos y momentos reales ha de facilitar su recorrido, a pesar que de la ilusión o el desengaño afecte cuando los tiempos acumulan recorridos llanos frente a tiempos en los que lo predominante es la piedra, a veces con aristas de dolor.

En ambos casos reconocer la compañía de quienes están de forma permanente, o bien en lo onírico o en lo real, es la dimensión que hace que cada paso en ese tipo de camino y, en cada momento del ciclo vital, sea más llevadero.

Sin embargo, la compañía de aquel o aquellos, es sólo un complemento, nadie puede ser absorbente y exigente hacia el otro, sino quizás más hacia sí mismo; pero lo más destacado es reconocer que la valía personal depende de ser conocedor o reconocer la indispensable presencia de quien está al lado del otro, sin exigir, sin coaccionar, sin depender.

Uno es el peor enemigo de sí mismo. Aprendamos a recorrer el camino, más allá del sueño, de lo onírico o de la real y de las vitales circunstancias.

Es en la virtud de reconocerse frágil es donde anida la virtud de la fortaleza.


MT