Hay personillas que uno tiene que querer, así sin mas.
jueves, 20 de noviembre de 2014
domingo, 16 de noviembre de 2014
20141116
Entre piedras.
Un camino soñado es aquel
por el que, oníricamente, se recorre sólo con el disfrute de lo que se
encuentra a cada paso; y esto puede ser, pero el camino onírico es diferente al
camino vital.
Recorrer el camino vital
implica acatar las vicisitudes de cada momento, a veces piedras, a veces llano,
y a veces entre ambos.
La aceptación de que el
curso vital incluye momentos oníricos y momentos reales ha de facilitar su
recorrido, a pesar que de la ilusión o el desengaño afecte cuando los tiempos
acumulan recorridos llanos frente a tiempos en los que lo predominante es la
piedra, a veces con aristas de dolor.
En ambos casos reconocer
la compañía de quienes están de forma permanente, o bien en lo onírico o en lo
real, es la dimensión que hace que cada paso en ese tipo de camino y, en cada
momento del ciclo vital, sea más llevadero.
Sin embargo, la compañía
de aquel o aquellos, es sólo un complemento, nadie puede ser absorbente y
exigente hacia el otro, sino quizás más hacia sí mismo; pero lo más destacado
es reconocer que la valía personal depende de ser conocedor o reconocer la
indispensable presencia de quien está al lado del otro, sin exigir, sin coaccionar,
sin depender.
Uno es el peor enemigo de
sí mismo. Aprendamos a recorrer el camino, más allá del sueño, de lo onírico o
de la real y de las vitales circunstancias.
Es en la virtud de reconocerse
frágil es donde anida la virtud de la fortaleza.
MT
miércoles, 5 de noviembre de 2014
20141105
Horizontes indefinidos
En el transcurso de los tiempos, antes, ahora y después, siempre evolucionamos, de una manera u otra, o mejor de una manera a otra.
El arraigo se establece en la medida que lo que te une a la tierra está apegado a ti; y esa unión puede estar cercana o lejana, pero aún siendo cercana puede estar en el infinito, o estando en su infinito está tan cerca que es parte íntima de ti.
Esto puede parecer o ser un arraigo místico. La verdad es que la presencia fisica de lo cercano o lo lejano, es necesaria tenerla, y un poco más cada vez que el tiempo, ser abstracto de por sí, nos envejece sin darnos cuenta.
Siento apego por quienes están allá, lejos fisicamente, aunque muy cerca en lo místico. La cuestión va tomando interés cuando avanzando en el tiempo, lo místico pasa de ser un consuelo a que lo fisico pase a ser una necesidad.
Ese apego ya no es únicamente la imagen en mi memoria o la voz a través de un teléfono en cada mañana, e incluso las palabras tecleadas mediante un sistema informatico, son insuficientes.
Esta necesidad de tener la presencia fisica, la voz real de un buenos dias, el beso matinal, la mirada o ver el brillo de unos ojos aún no despiertos, el pelo revuelto sin peinar, y tantas más cosas que empiezo a echar de menos hacen que uno se plantee reinventar la emigración desde aquel lugar a la emigración de este lugar.
El problema, a donde ir, donde vivir, donde tener una noche en la que descansar, o mejor donde no toparse con la esencia de lo que te hizo volar. No es fácil decidir, no es fácil mirar adelante con un frio interno necesitando tener, escuchar, ver o sentir un "buenos dias, papá".
M.
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